Con el aumento de las temperaturas, las industrias de todo el mundo tendrán que adaptarse a nuevas realidades. Uno de los cambios menos comentados, pero más significativos, es la evolución de la demanda de productos textiles como consecuencia del cambio climático. La industria textil, tradicionalmente sensible a las necesidades estacionales, está viendo los primeros signos de transformación a medida que el calentamiento global altera la necesidad de ciertos tipos de tejidos.
La industria textil, especialmente los fabricantes de tejidos de invierno y de alta resistencia, ha prosperado históricamente gracias a las demandas estacionales de los consumidores de climas más fríos. Sin embargo, a medida que aumenta la temperatura global, es probable que disminuya la demanda de tejidos pesados de invierno. Un estudio de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) señala que, desde 1880, la temperatura mundial ha ido aumentando de forma constante a razón de 0,14 °C por década, aproximadamente, y las previsiones indican que esta tendencia se mantendrá.
El desplazamiento de la demanda textil en relación con los cambios de temperatura puede modelizarse utilizando proyecciones básicas de temperatura y elasticidades en la producción textil.
A medida que aumenta la temperatura global, la demanda de distintos tipos de tejidos puede variar. Esto puede modelizarse mediante dos ecuaciones: una para los tejidos de invierno y otra para los de verano.
La demanda de tejidos de invierno disminuye a medida que suben las temperaturas. Esta relación puede modelizarse con la ecuación:
D(invierno) = D(invierno,0) - β × T
Dónde:
Por ejemplo, si la demanda de tejidos de invierno disminuye un 5% por cada 1 °C de aumento de la temperatura, la ecuación muestra cómo disminuiría la demanda a medida que aumentaran las temperaturas. Según las tendencias climáticas actuales, en 2050 la demanda de tejidos de invierno en las regiones templadas podría disminuir entre un 10 y un 15%.
Por otra parte, se espera que la demanda de tejidos más ligeros y transpirables, como los utilizados para la ropa de verano, aumente a medida que suban las temperaturas. Esto puede modelizarse con la ecuación:
D(verano) = D(verano,0) + γ × T
Dónde:
Un aumento previsto de la temperatura mundial de entre 1 y 2ºC podría provocar un notable incremento de la demanda de tejidos como las mezclas de poliéster y elastano, ideales para la ropa de deporte y el uso al aire libre.
Si observamos los datos históricos, vemos que ya están surgiendo algunas tendencias que apuntan a este cambio. Por ejemplo:
Para los fabricantes textiles, la clave para prosperar en un mundo más cálido es la diversificación. De cara al futuro, los agentes del sector deben:
A medida que las temperaturas mundiales siguen subiendo, la industria textil debe evolucionar. Aunque la menor demanda de tejidos de invierno puede suponer un reto para algunos fabricantes, abre nuevas e interesantes oportunidades para quienes estén dispuestos a innovar y satisfacer la creciente demanda de tejidos funcionales y ligeros. Utilizando modelos predictivos y adelantándose a las tendencias climáticas, las empresas textiles pueden posicionarse para el éxito a largo plazo en un mundo más cálido.